12.12.08

Sobre "el negro" Durazo

Tomado de NOTIVER

En mi concepto, el mejor Jefe de la Policía que tuvo la Ciudad de México durante la última mitad del pasado siglo lo fue el tristemente celebre Arturo "El Negro" Durazo.


NO TIENE LA CULPA EL INDIO.


POR: Edwin Corona y Cepeda.


Conocí al "Negro" Durazo en el stand de tiro de la Policía del D. F., a cargo del Comte. Juan Chávez, allá por los rumbos de la carretera Tepepam-Xochimilco. Fallecido Don Juan, se hizo cargo de la instalación su hijo Heriberto y era común que cuando menos cada domingo se dieran cita para "darle gusto al dedo" policías de verdadera cepa como Valente Quintero, Jesús Miyasawa, los legendarios Agustín Montañez y Armando Guerra, el "Marino" acribillado en Cuernavaca, el actual Jefe de la Policía capitalina Manuel Mondragón y Kalb, a quien "El Marino" apodó como "Manolito Patadas" en virtud de que siendo Presidente de la Federación de Karate, hacia su triunfal entrada aventando patadas para distraer a quienes se encontraban concentrados en el campo de tiro de precisión.


De todos, el mejor tirador en la especialidad de "Tiro Mexicano de Defensa", lo era "El Negro" Durazo; no fallaba un tiro.


El stand de Juan Chávez, era también punto de reunión de los integrantes del equipo acrobático de la Dirección de Tránsito comandados por Arturo Bosch Yarza y entre los que se encontraban Jorge Meade, Carlos Luna, el "Indio" Sandoval, Luis Fink y otros que destacaba en el tiro yaqui. No faltaban tampoco los integrantes del equipo de tiro de la Policía Política creada por Adolfo López Mateos, a cargo del capitán Manuel Lecuona, posteriormente entrenador del equipo olímpico de tiro en la especialidad de velocidad sobre siluetas. Ni tampoco los integrantes de la INTERPOL, que eran unos cuantos.


Y era punto obligado de reunión de los famosos Hermanos de la Vega, Octavio y Emilio. Uno de ellos, Octavio, obtuvo el título de Campeón Mundial de Tiro de Fantasía y daba exhibiciones de su habilidad (moderno Buffalo Hill), tanto con la motocicleta, como con la pistola en diversos teatros de ls República, siendo de recordar la temporada del Blanquita, donde se "matrimonio" con la cantante Amalia Mendoza "La Tariacuri".


Emilio, su hermano era el Delegado de Tránsito en Coyoacán y gustaba de echar "carreritas" en la bajada de Los Dínamos en Contreras, con quienes, en ese tiempo nos gustaba correr el caballo de acero. Yo poseía una moto BSA, modelo "Golden Flash" de 650 c.c., arreglada para carreras, que con éxito competía con otras de mayor cilindraje como la Harley Davison de 1,250 c.c., que era lo moto oficial de los "tamarindos".


Era también punto de reunión obligado de la Policía Federal de Caminos y La Tariacuri se encargaba de llevar a varias de sus amigas, todas de no mal ver, como el caso de Elsa Aguirre, Emilia Guiu, Miroslava y otras que servían de deleite y distracción a los tiradores.


Eran los tiempos en los que la policía era eso, un cuerpo de seguridad, de servicio y vigilancia comunitaria donde el uniforme del "cuico" era respetado y su trabajo reconocido por todos los sectores sociales. Allí, entre balazo y balazo, se podía platicar con aquellos policías de antaño, como Don Valente Quintana, cuya solución a diversos casos como el de la mujer que vendió el Monumento a la Revolución para construir una gasolinera gigante o el asesinato de dos viejitos millonarios y un perico ocurrido en San Ángel fueron solucionados rápidamente, O el de "Goyo" Cárdenas y el "Pelón" Sobera que de inmediato fueron descubiertos y aprehendidos. La ciudadanía vivía tranquila, sin temor, sin miedo. Confiaba en "su" policía. Y esa confianza duró hasta el fin del mandato del Negro Durazo, que fue policía. Empezó desde abajo como policía judicial, ascendió a Jefe de Grupo, fue Jefe de la vigilancia en la Aduana del Aeropuerto y ascendió con el grado de General al mando de "su" policía. Y se las sabía, de todas, todas. La ciudadanía podía dormir tranquila, aunque el Negro fuese un pillo de siete suelas. El asunto estaba arreglado de antemano y se sabía quien era quien, tanto en el hampa como en la policía. De todas, todas.


Y en el stand de Juan Chávez se establecía ese intercambio de ideas y conocimientos policiales entre elementos del "activo" con miembros de la sociedad civil como Demetrio Sodi Pallares y Adolfo Vázquez Romero, ambos miembros de destacadas corporaciones policíacas internacionales preocupadas por elevar el nivel académico de sus integrantes como la Surete francesa, el Scotland Yard inglés o el FBI estadounidense.


Hoy en día, eso se ha perdido, los policías de "carrera", como lo fue "El Negro" Durazo ya no pueden aspirar a ser Jefe de la Policía, de su Policía. Esta, irremisiblemente ha caído en poder de militares de alto rango. Es el premio (o botín) del retiro. Como si no cobrarán una magnífica pensión y gozarán de canonjías especiales.


La actual situación de la Policía, requiere de otras perspectivas, de otra organización, no de aumentos de sueldo o de mejor armamento y equipo, que aunque es necesario, no es imprescindible. Requiere de estímulos y profundo conocimiento, ya que son contadas, si no nulas, las instituciones académicas policiales que cuentan con estudios superiores para la formación de sus mandos, tal como existen el Ejército y la Armada. Las Academias de Policía únicamente sirven para entrenar al novato, al aprendiz en la formación, el saludo y el supuesto acondicionamiento físico. Nada más.


En casi todas las Policías de los Estados, se presenta esta crítica situación, pese a la gradación castrense del Jefe, que va desde capitán primero hasta general de división - todos retirados - y quienes no tienen ni la menor idea de cómo se maneja este cuerpo, ni a que se debe dedicar. Basta con ver un mapa de territorio nacional para comprobarlo. Se establecen "Coordinaciones educativas" con las que se pretende llegar a la formación de "mandos", pero es la propia institución policial la que desconoce la labor profesional y el binomio educación-policía es un fracaso total y rotundo. Es así, que aunque se obligue al policía a tomar estos "cursos de coordinación educativa", al recibir el diploma o la constancia de "asistencia", no le queda otro recurso que "colgar" su título de "policía profesional" en el árbol o pared más cercana del crucero en que le toca su turno.


Pero no tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre, ya que es la misma autoridad civil quien designa a los mandos superiores de la policía y aunque aduce - aparentemente - que no tiene otra alternativa en la "guerra a la delincuencia organizada" , esto se debe a que "no existen policías de profesión", lo cual es una verdadera mentira. Esto es difícil de concebir, pero cuando la Policía esté en manos de un Policía, otro gallo cantará. Y allí esta el ejemplo de "El Negro" Durazo.


2 Comments:

Blogger Alexa Tsjuder Von Hofstadter said...

Un saludo Ricardo, me gusria mucho conseguir su libro de "México y sus Asesinos en Serie", acá en mi rancho Morelia, cuando voy a las librerias y pregunto, solo ponen cara de "esta vieja de que carajos me esta hablando?" no se si usted pudiera mandarmelo, obviamente primero depositando el dinero correspondiente, osea ¿de a como? le dejo mi correo o repondamen directo en mi blog, si es tan amable, un saludo y lo vi en Tv Azteca ehhhhhhhhh jejeje

Rachel

pd: elitism.pride.hate.war@gmail.com mi correo

9:58 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

El Negro Durazo no es el mejor ejemplo como bien dices era un pillo, pero la verdad si tenia controlados tanto a policias como a delincuentes, nunca se vio situaciones como las actuales, es de todos bien sabido que la delincuencia organizada no va a dejar de existir y que era necesario negociar con ellos para que la situacion no se saliera de control, pero los actuales jefes policiacos no saben que hacer y eso es indignante, prefiero a un NEGRO DURAZO que a un militar retirado que no tenga ni el valor ni el conocimiento para controlar a la delincuencia, saludos

11:50 a.m.  

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