8.6.09

Arte y Narco, Teresa Margolles lo hace otra vez

de El Economista

Pisar agua con sangre, ver residuos de distintos asesinatos y joyas hechas con desechos de la guerra del narcotráfico son algunas de las “linduras” mexicanas de las que se está hablando en Venecia.

La instalación es obra de la artista Teresa Margolles (Culiacán, 1963), quien llevó a la 53 edición de la Bienal de Venecia una reflexión sobre la violencia que azota a nuestro país.
La exposición se llama ¿De qué otra cosa podríamos hablar? Y se presenta en el Palacio Rota Ivancich bajo la curaduría de Cuauhtémoc Medina.

La obra de Teresa Margolles es perturbadora y se basa en el México bárbaro y la omnipresente muerte de la guerra del narcotráfico en el país que ha costado miles de vidas.
“Es una instalación a partir de acciones discretas y a veces casi inmateriales, que tienen lugar en un sitio históricamente sobrecargado.

“Margolles expone a su público a la sacralidad fantasmal y abyecta de fluidos y residuos: joyas hechas con fragmentos de parabrisas, aforismos asesinos bordados en oro sobre sangre, sonidos grabados en los paisajes de la muerte, todos ellos convergen para producir un espacio de reflexión, amenaza corporal y ansiedad”, explica Medina Teresa Margolles.

Se dice inocente y asegura que sólo muestra la realidad de un país (que la rebasa), pero es clara su preferencia por todo lo que huele a muerte y su objetivo de denunciar la violencia que se vive en México, que asegura afecta a todos: los buenos, las víctimas, los malos y sobre todo a los que sufren las pérdidas.

La Bienal de Arte de Venecia se presentará hasta el 22 de noviembre con diferentes propuestas artísticas.


'Narco-sangre' de México inunda la Bienal de Arte de Venecia
8 de junio de 2009, 05:51 AM


VENECIA (AFP) - La escalofriante obra de la artista mexicana Teresa Margolles, en la que emplea sangre de las víctimas de la violencia y la guerra de 'narcos' en México, perturba y turba la 53ª edición Bienal de Arte de Venecia, que se inauguró el domingo.

"No, no quiero denunciar el narcotráfico, lo que me importa y me duele es que los mexicanos nos estamos matando entre nosotros", confiesa a AFP la artista, quien representa oficialmente a México en la cita más antigua del arte contemporáneo.

Instaladas en las salas decadentes y austeras del Palacio Rota Ivancich del siglo XVI, cerca de la plaza de San Marcos, los baldes de sal y sangre con los que a diario trapea los mármoles del inmueble y las telas impregnadas de sangre seca de personas asesinadas resultan una propuesta no sólo impactante sino eficaz, al obligar al visitante a caminar sobre la sangre derramada.

Un respetuoso silencio invade los salones donde cuelgan los lienzos impregnados de sangre seca, uno de los efectos que la artista, de 45 años, logra al involucrar emocional e intelectualmente al visitante con su 'performance' siniestra.

"Impecable suciedad. Un pabellón que toca la realidad y el corazón", escribió uno de los visitantes, Rafael Lozano, en el libro dispuesto a la entrada de la exposición, sobre una mesa de concreto fabricada con una mezcla de fluidos recogidos en el lugar donde una persona fue ejecutada.

Con la distribución de diez mil tarjetas plastificadas con la fotografía de un muerto ensangrentado con el fin de "picar" la cocaína y el 'Narcobordado', en el que un grupo de mexicanos bordan en telas ensangrentadas sentencias que usa el crimen organizado en las ejecuciones, Margolles "contamina" las plazas y palacios venecianos con la violencia y la muerte que domina su país.
"Tiene un olor fuerte, se sienten muchas cosas", confiesa la mexicana Alfa, mientras borda con hilo de oro en la plaza del barrio Castello parte de la amenazante frase "Para que aprendan a respetar".

"En el 2008 más de 5.000 personas murieron en México en hechos violentos", cuenta Margolles.
"Estamos por acercarnos cada vez más a Colombia, nos falta muy poco para llegar a la violencia de ese país. Yo estuve allá, en 1999, en Cali, y mi obra desde entonces cambió. Es que todos, en Europa, allá, somos responsables de los muertos de Colombia y México", sostiene la artista mexicana, admiradora entre otros de los colombianos Doris Salcedo y Rosemberg Sandoval, que trabajan también con materiales no convencionales.

"El arte sana heridas. Todos juntos, empujando y empujando, logramos que se mueva todo un milímetro, pero que se mueva", sostiene la artista.

Curada por Cuauhtémoc Medina, asesor de la prestigiosa Tate de Londres y patrocinada por el Instituto Nacional de Bellas Artes, la muestra es a la vez un gesto político, una transgresión y una manera de tocar en vida la temida muerte.